martes, 13 de abril de 2010

"1000 gestos 1000 palabras"

¿Un gesto dice más que mil palabras?  Desplegando el gran abanico de personalidades podemos clasificar caprichosamente dos ramas antagónicas, la primera, condecorada por los que dicen todo con sus gestos y la segunda con los que pueden disimularlo sin problema. Quienes pertenecen a la primera rama, brotan desde su emoción y es tal su transparencia que “se les nota”.  Son esas personas que cuando algo o alguien no les gusta no tienen necesidad de decirlo y les es imposible ocultarlo.
Los de la segunda rama, tal vez mejores improvisadores, pueden sentir una cosa y demostrar otra.
No seria atinado ignorar a una tercera rama, tibia, a la que ni un gesto ni una palabra la modifica ni la conmueve como para disimular, admitir o acompañar.  Esta es la rama del desinterés.

Volviendo al interrogante inicial y no yéndome por las ramas, cuando de gestos se trata, nos encontramos con la histórica mano levantada que para colectivos, taxis, pide la cuenta, un cortadito o se agita apurándote. Cuando de gestos se trata, una caricia, un abrazo, un beso apasionado, un tiron de pelos, movilizan.
Pero cuando de palabras se trata, no nos quedamos sin nada por contar, porque las palabras marcan, invitan a la reflexión, ordenan, ayudan, juzgan, sensibilizan, alegran y un mundo de sensaciones que proponen con su decir.

Tal vez sea erróneo aceptar la implícita y discreta rivalidad “gestos vrs palabras” otorgándoles una autonomía soberbia.  El gesto y la palabra toman forma y color cuando provienen de alguien y la manera en que se hacen escuchar, sentir, entender, aceptar o rechazar también depende de ese alguien y del alguien que esta enfrente, emisor y receptor.

El gesto como la palabra viven enlazados con la historia, el momento, la intensidad, la química y eso, los deja al descubierto frente a la subjetividad.

Que la historia me juzgue si me equivoco pero en esta oportunidad mi voto no elige un gesto o una palabra. Un gesto dice más que 1000 palabras banales o insensatas.  Una palabra dice más que un gesto sin ser sentido.  No es necesario enaltecer una por sobre otra aunque muchas veces parezca una necesidad innata, blanco o negro, día o noche, sol o lluvia, palabras o gestos.

Yo quiero el gesto acompañado de la palabra, quiero la palabra que induce al gesto y el gesto que remata con una frase.

Cualquier similitud con la realidad es una pura coincidencia!

1 comentario:

  1. Muy lindo nuevamente, espero el proximo con mas ganas !!!!
    Segui asi !!!
    Saludos

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