miércoles, 26 de mayo de 2010

“Bicentenario”

Hoy no hay ficción, solo realidad, una realidad que me emociona, me conmueve, me entristece, me alegra, me entretiene y me da esperanza.
Desde el viernes, con cada festejo, comencé a sentir, solo y tanto como eso.  Sentir, de otra manera la historia.

Vivimos en constante revolución, que excelente motivo entonces pararse para ver pasar nuestra historia, permitiéndonos una revolución desde el corazón.  No son otros, no les pasó a otros, no se lo hicieron a otros, somos nosotros.

En medio de tanto, todavía mas, la reapertura del Teatro Colon.  Arte arte arte como dice Marta Minujin.  Se reabrieron las puertas a la gran cultura, al valor de la creación, del pensamiento.  Brillante que esto suceda, para todos, porque como tanto escuche decir, el Colon es de todos.

El gran festejo del Bicentenario y una multitud en la plaza.  Casi 2 millones de personas, de pueblo, de búsqueda de esperanza, de creer que todo puede estar mejor.  Un reflejo de una sociedad intensa, que quiere, intenta y que hace lo que puede.

Me dura la emoción, esa sensación, esas ganas de patria más allá y en la historia.  Y me dura también el cansancio del festejo, ese cansancio feliz por haber estado.

"Todo esta guardado en la memoria, sueño de la vida y de la historia"...

jueves, 20 de mayo de 2010

"Ojala te enamores"

A simple vista, sin preámbulos y con un leve prejuicio básico, podemos quizás coincidir en que desearle a otro que se enamore, es un buen augurio, un lindo pensamiento ¡Que viva el amor!

Yéndonos a antaño y tomándonos de la historia, descubrimos de buenas a primeras que existe una costumbre árabe en la que desearle a otro “Ojala te enamores” es maldecirlo.
Para ellos, ante una transacción comercial, un enamorado esta, atontado, en las nubes, distraído y pierde intensidad a la hora de negociar.  La famosa “cabecita de novia”. 
Quien no esta bajo los efectos del amor, es el dueño del poder y de si mismo, apto de ganar y sacar ventaja en lo que se proponga.

Ojala es el deseo de que algo suceda.  Ahora, si decir “ojala te enamores” es una maldición  ¿también lo es decir te amo?  ¿Será por eso que algunos no se atreven?

¿Cuando nos enamoramos estamos perdidos? ¿Perdidos de amor al encontrarlo?  Sostenemos una leve sonrisa constante ante cualquier situación, sonrisa que tal vez ni percibimos, imposible de dominar.
Los ojos, ya no ven, solo miran hacia algún punto y son la pantalla sobre la cual se proyectan imágenes que recordamos junto a nuestro amor.
No hay hambre, no hay enojos, la vida es otra cosa.

¿El enamoramiento es for ever o tiene fecha de caducidad?
Lo interesante muchas veces, es una vez desenamorado, salirse de uno mismo, pararse al costado, mirarse y decirse ¿En que estaba pensando?...Tal vez, justamente, no estabas pensando!

Roberto Galán, el pionero de los cupidos sabía bien de que se trataba.  Antes de pasar al living del amor, decía  ¿El Sr. es propietario? y una vez hechas las preguntas adecuadas, moviendo las transacciones antes de ser atontados por los deslumbramientos del amor, aunque sin importar los resultados materiales conseguidos, recién ahí concluía con un “yo me quiero casar…y usted?”

Cualquier similitud con la realidad es una pura coincidencia!

domingo, 16 de mayo de 2010

¿Lo digo o no lo digo?

Todo lo que se piensa no se dice y todo lo que se dice no se piensa.
La versatilidad del lenguaje, los caprichos de la mente, la inseguridad de las frases hacen del acto del decir una acción subjetiva, particular y única.

Algunos adicionales acompañan, siendo moderadores del pensamiento que en breve se transformara en decir, como “el filtro”, que tamiza las ideas, tamiza las palabras y las hace más…¿cordiales, adecuadas, educadas, simpáticas, mentirosas?
El funcionamiento del filtro tampoco es un diez, tiene su probabilidad de error, como todo en la vida. Necesita un correcto mantenimiento donde, una vez cada tanto, se lo sacuda, se replantee si esta filtrando lo que se desea y se lo deje fluir, sin esto, se tapa. Un filtro tapado inhibe a las palabras, les pone un freno, las estanca, reprime.

¿Mentime que me gusta o prefiero la verdad mas terrible, pero que sea verdad?

Si no digo lo que pienso, si no hago lo que siento, si no muestro lo que soy, ¿estoy siendo honesto conmigo mismo?  ¿O es en algunos casos, un autocuidado y una contención evitando la total exposición?

Muchas otras veces, las palabras son tan perspicaces, tan escurridizas, tan intensamente fuertes y emocionales que pasan de largo cualquier filtro.  Ahí es cuando todo el cuidado desaparece transformándose en una catarata de emociones, que fluye con total abundancia sin importar el cauce y mucho menos si el otro tiene chaleco salvavidas.


Como toda catarata es imparable, su fuerza y su caudal fluyen y aunque se quiera ponerle freno, filtro o levantar un fuerte, el envión no lo permite, las palabras salen de la boca, libres de culpa y cargo, al menos en lo inmediato, ya que para sentir culpa no existe tiempo ni espacio.

Ser o no ser, decir o no decir…no hay cuestión…”por decir lo que pienso sin pensar lo que digo más de un beso me dieron (y más de un bofetón)”...

Cualquier similitud con la realidad es una pura coincidencia!

lunes, 10 de mayo de 2010

"De cumpleaños feliz"

Esta semana no hubo actualización, no fue un motivo caprichoso, estaba en vísperas de mi cumpleaños.  Si, si, cumplí años, 31…31, aha, 31 años cumplí.  Pero todo bien eh, nada grave, pero ya 31.
No son 30, uyyy el cambio de década, uau ya tengo 30, que locoo.
Los 30 son la novedad, me pase el año jugando con el 15 + 15, una manera asociativa y encubierta de casi negación de los 30.  Ya no, seria complicado 15 + 16, la gente haría la cuenta, podría equivocarse y de golpe y porrazo creer que tengo 32 por una adición errónea.  Todo un trastorno innecesario.

Y que pasa con los festejos, que pasa con los regalos, que pasa con los deseos al soplar la velita.  Bue, velita en el mejor de los casos porque ahora que esta en voga la bengala los modismos cambiaron.  Advertencia, quien tenga una bengala sobre su torta de cumpleaños, absténgase de soplarla! La bengala no se apaga, solo se reaviva el fuego si la soplas! La bengala decide cual es el tiempo necesario que debe estar encendida, es autónoma, independiente y hasta casi arbitraria.

Como creo en los deseos, entre otras tantas cosas, si si, creo en los deseos, ya se ya se que tengo 30, perdón 31 y todavía creo en los deseos, preferí velita.  No se donde esta la intensidad que deviene en la concreción de lo deseado, si cuando lo pedís o cuando soplas, entonces para correr menos riesgos y aumentar la posibilidad de que mis deseos sucedan, voy con la velita.


Lo más recomendable es pedir cosas globales, nada particular, situaciones que en general, de mejor o peor manera, sucederán.

Salud…algo bien seguro vas a tener, si estas con conjuntivitis no va a dolerte la muela.  Vos pediste salud, eso tenes, quizás no toooda la que deseabas pero bueno, tu muela tiene salud y el deseo hace lo que puede, no nos pongamos exigentes

Dinero…para el pancho y la coca seguro te alcanza, después con el tiempo iras viendo como lograr la mejoría.  Al deseo tampoco le es tan fácil.

Amor…y si, siempre alguien te va a amar, ok ok, quizás no quien querías pero bueno.  Para el deseo tampoco es soplar y hacer botellas.

Además, salvo que sea extremadamente deseado, después de un tiempo te olvidas lo que pediste!  ¿Vos, si si, vos, te acordas que pediste en año nuevo?  ¿Para tu cumple pasado, pediste deseos que se cumplieron?...

No se tu, pero yo, no lo recuerdo.  Quizás sean los 30? perdón los 31?

Cualquier similitud con la realidad es una pura coincidencia!