sábado, 3 de abril de 2010

Tus gustos no cambian… ¿evolucionan?

El perfecto packaging de una botella de vino, llevaba grabado el slogan, “Tus gustos no cambian…evolucionan”  Esta afirmación, esta aseveración, fue el disparador de un bricolage mental, de un origami de ideas, de un macramé de sensaciones.

Podríamos filosofar al respecto, sobre si la evolución nos lleva de la mano a los cambios. Podríamos.
Podríamos también pensar que los años son evolución y con ella la manera de ver la vida. Podríamos.
Podríamos creer que a medida que vivimos, nos perfeccionamos. Podríamos.

Vivimos en la era en que los encendedores se quedan en casa y los celulares iluminan recitales.  ¿Si esto no es cambio por evolución, la evolución donde esta?  Hoy con tu teléfono podes ver televisión, jugar, chatear, mandar mails, mensajes, hacer cuentas, despertarte cada mañana, iluminar y además hablar.

¿Si esto no es cambio por evolución, la evolución donde esta?  ¿Donde esta?  ¡Por todos lados! Lo cual no garantiza que siempre nos acompañe, que siempre evolucionemos, que en todos los casos nos perfeccionemos y avancemos.

“Las chicas se emborrachan, bajate la bombacha” decía el ritmo de una canción en la noche porteña.  ¿La evolución donde esta?  ¿Esta en poder reírse de lo que estamos escuchando e intentar que no se repita?
Muchas veces los gustos evolucionan casi sin notarlo, por un mundo que para algunas cosas también lo hace.

¿Y con el amor? La conocida frase “Nos enamoramos del Che Guevara y después queremos que se afeite”. ¿Es quizás un fiel reflejo de enamorarnos de alguien y con el tiempo intentar que aquello que nos enamoro cambie?  ¿Eso también es cambios por evolución o es el pulir el contorno de una esencia que a pesar de los años, los cambios y con la evolución a cuestas, nos sigue gustando y la seguimos eligiendo?

Quizás podríamos pensar que cuando los años son evolución logramos una manera más feliz de vivir la vida. Podríamos.

Cualquier similitud con la realidad es una pura coincidencia!

1 comentario:

  1. Voy a sonar un poco zen y estoy lejos de serlo, creeme. Pero me parece que tanto en este "origami de ideas" como en cualquier otro orden de la vida, todo tiene que ver con aspirar a cierto balance. La evolución existe y es cualitativa siempre y cuando nos convierta en personas más felices. Tiene que ver con eso y no con una tecnología que nos permite hacer tantas cosas al mismo tiempo que al final no hicimos ninguna.
    Enamorarse del Che Guevara y afeitarle la barba es ridículo; podemos negociar la forma de la barba, la periodicidad con la que se la recorte, las formas que vaya tomando, pero no la barba en si. La pregunta sería "Este Che Guevara me hace feliz a pesar de su barba? Imagino mi vida sin este Che Guevara? Cuál es mi propia barba? Cómo perjudica mi barba a mi Che Guevara? Puedo afeitarla de alguna forma para no herirlo? O voy, simplemente a discutir si me la dejo o no, por deporte, como siempre, para ver quién tiene razón. Creo que ese es el punto de partida. Voy redondeando, con algo que me escribió una vez mi madre, loca ella, pero muy profunda:

    "La búsqueda de la felicidad es una utopía, lo importante es la búsqueda del equilibrio, con el equilibrio llega la felicidad, pero no es una felicidad enlatada, es un proceso, que nunca termina y que tiene muchas etapas, buenas y malas, sino jamás comprenderíamos lo que es la felicidad. La vida es un largo plazo, si la leemos en el muy corto plazo podemos equivocarnos en la apreciación de la felicidad.
    Muchas veces, para quien es inteligente
    y sabe aguardar con paciencia y sabiduría su momento, las desventajas luego se capitalizan como ventajas."

    El slogan del vino fue tu disparador para esta columna. Este columna fue mi disparador para estas ideas. La evolución, como concepto genuino, permite este tipo de pensamitos.

    Un beso Noe,
    Ángela.

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