sábado, 17 de julio de 2010

"Destinos"

Como una conspiración caían frente a mi, opciones de destinos, viajes, aventuras, atajos. Dicen que todos los caminos conducen a Roma. ¿Qué hay en la ciudad de la fontana di Trevi, que todo nos lleva hacia ahí?

Si decidir donde pasar nuestras vacaciones no es tarea fácil, mucho menos aun elegir que camino tomar que nos lleve a Roma o a donde queramos ir.

Derecha o izquierda.  En subida o en bajada.  En línea recta o zigzagueando. 

Calles sin salida que nos obligan a retomar y buscar otro camino.  Curvas peligrosas que requieren de bajar la velocidad y poner atención en nuestro andar.

Pendientes donde el esfuerzo y la paciencia son las mejores aliadas, encontrando el placer de llegar a la cima, sea cual fuera, siempre que sea una cima elegida.



Avenidas y autopistas colapsadas, embotellamientos, ideas que se amontonan, se alteran y necesitan destrabarse para poder fluir.

Caminos cerrados por derribo, con un tiempo de reconstrucción que modifica su estructura para volver.
Peatonales, donde las prioridades son otras.  Empedrados donde el saltar nos pone a prueba.  Baches y más baches, como el recordatorio de que no todo es como parece. 
Lomas y badenes para mantenernos alertas.

Caminos resbaladizos donde un segundo puede cambiarlo todo.  Escalas, paradas necesarias, momentos de reflexión para volver a elegir ese camino.  Frenadas, pensadas o impulsivas, decisiones.  Señales que aprender a entender, luces para alumbrarnos.  Innovaciones, cambios de rumbo, volantazos abruptos.

El atajo como el camino mas inmediato hacia uno mismo, descubriendo mas tarde todos los paisajes que nos perdimos, todas las personas que no conocimos, todas las paradas que evitamos, en esta elección del camino mas corto.

¿Caminante no hay camino se hace camino al andar? Se hace camino al andar, por suerte.
Un GPS de emociones que nos guíe hasta el deseo, que sin atajos ni calles sin salida, conozca el valor de transitar cada segundo, cada camino, cada fracaso y cada logro en nuestro camino.

No quedarse a la mitad, hacerlo al andar, porque al final del camino, uno nuevo puede comenzar.

Cualquier similitud con la realidad es una pura coincidencia!

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