miércoles, 11 de agosto de 2010

¿Juegos didácticos?

Hace muy poco, por cuestiones que no vienen al caso, tuve que recordar algunos juegos de mi adolescencia.  Lo primero de lo que me acorde, es que nunca los entendí.  A ver, si, entiendo de que se trata, pero desafío las reglas.

Primer ejemplo. Verdad/Consecuencia. Si yo elijo Verdad, tenes que creerme lo que diga.  ¿Quien puede decir que estoy mintiendo?  ¿Por qué dudarían de mi palabra?  ¿Quién mejor que yo para decir mi verdad?
Quizás mi verdad es tan inconsciente que no admite cuestionamientos. 
Entonces, siendo así, por que elegira consecuencia?
Solo por diversión y aventura, que no es poco pero tengamos claro entonces que la consecuencia la buscamos.  Si ok ok, no dije nada novedoso, todo lo que nos sucede es el efecto de nuestra causa, hasta en verdad consecuencia.

Segundo ejemplo.  Semáforo.  Acá estoy complicada con algunas ausencias de mi memoria que no me permiten recordar las reglas a la perfección.  No puedo especificar como se llega a quien elije el color aunque quizás a nadie le importe.

Volviendo entonces, elegís un color, rojo, amarillo o verde.  Cada color, lleva el tinte que deseemos entre las variantes de beso apasionado, pico, beso con los ojos cerrados, beso en mejilla, abrazo y mas… Ahora bien, jugar al semáforo, no es un puro exhibicionismo al mejor estilo mediático?

Porque si queres darle un beso a alguien podes insinuárselo, dárselo, robárselo, pero de ahí a exponérselo frente a todo mmm…no se. 
Tanta popularidad inhibe la decisión y hasta me animaría a decir que la manipula.

Tercer ejemplo. La botellita.  Mi experiencia en este juego, dice que decae a las 3 o 4 vueltas.  Nunca señala a los interesados.  Repite las uniones.  Es demasiado azaroso.
Segundo y tercer ejemplo.  Estoy teniendo ráfagas de memoria que me dicen que la botellita era la previa del semáforo.  Osea, elegís el color, haces girar la botellita y al que le toca, le toca. Y si no era así, debería haberlo sido.

Cuarto ejemplo.  Pasarse un papel de boca en boca sin hacerlo caer.  La clave esta en el efecto absorbente de tu boca, que retiene al papel como imán.  Este es el juego que una vez que lo estas jugando, te das cuenta que te ubicaste mal en el circulo.  Tu compañero de la derecha al igual que tu compañero de la izquierda, no son a los que querías besar.

Un deja vu que quien te dice, aun hoy siga vigente aunque seguramente con reglas mas transgresoras y modernas.  Mira todo lo que había que hacer, para solamente darse un inocente, inofensivo y naive pico!

Cualquier similitud con la realidad es una pura coincidencia!

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