¿Qué somos?

Dos de las cosas mas difíciles en esta vida, la ascensión al Himalaya y la casi innombrable, esquiva, dudosa y hasta temblorosa frase “Mi novio”.

¿Cual es la vida madurativa de una relación que nos permite llamarla de algún modo? ¿Cuál es la evolución necesaria para merecer el nombre en cuestión?
Evitamos utilizar rótulos para no calificar aunque la mayoría de las veces necesitamos una aclaración. ¿La necesitamos por orgullo, por claridad, por ansiedad o por que?

Hay una gran diferencia en no hacerse cargo de un noviazgo y manejarse con todas las de la ley, porque es el preludio a un pronto noviazgo con todas las de la ley, a estar en una relación free con todas las de la ley.
Lo de “con todas las de la ley” queda a criterio de las leyes que elijas para ser y hacer feliz.

Las relaciones free ni intentan sonrojarse cuando dicen “no no, no estoy de novia”. Las relaciones free mencionan con la frente en alto “mi chico” dando lugar a cualquier pregunta, no hay nada que esconder ni nada que disimular. Es comprometerse a no comprometerse. Es la tibieza de la intensidad. Es la libertad de lo no disponible.
Las relaciones free están a la orden del día, impolutas ante cualquier prejuicio e incluidas en la virtualidad amistosa de Facebook que te permite “encasillarte” dentro de “Una relación abierta”

¿Es una artimaña para evitar el sufrimiento público una relación free? Porque mostrándonos libres y desprejuiciados la exposición es otra ante una ruptura, amedrentando cualquier dramatismo, aunque el dolor que no distingue rótulos sigue siendo el mismo.


Cualquier similitud con la realidad es una pura coincidencia!